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MADRID, 1 Jul. (CHANCE) –
La Princesa Leonor encara la recta final de una de las etapas más exigentes y simbólicas de su formación militar: su estancia a bordo de la fragata Blas de Lezo. Desde que zarpó el pasado 14 de junio desde el puerto de Las Palmas de Gran Canaria, la heredera al trono ha vivido 19 días de intensa actividad castrense, marcados por la realización de maniobras con munición real, un avance significativo respecto a fases anteriores de su preparación.
Las nuevas instantáneas difundidas por la Casa Real han confirmado la plena integración de Leonor en la vida a bordo. Vestida con el uniforme de guardiamarina, la princesa ha sido captada tanto participando activamente en ejercicios y clases teóricas como asumiendo el rol de profesora al realizar presentaciones ante sus compañeros. Estas imágenes reflejan no solo su implicación y capacidad de liderazgo, sino también la sintonía y cercanía que ha forjado con el resto de la tripulación, compuesta por más de 200 personas, entre ellas una unidad aérea embarcada y un destacamento de infantería de marina.
La experiencia en el Blas de Lezo ha supuesto para la hija del Rey Felipe VI un aprendizaje práctico y humano, en el que ha destacado por su actitud cercana y su disposición a aprender y compartir conocimientos. La buena relación con sus compañeros y la naturalidad con la que se desenvuelve en el entorno militar han sido especialmente valoradas por quienes la acompañan en esta etapa.
El próximo jueves, 3 de julio, la nieta del Rey Juan Carlos I pondrá fin a su paso por la fragata y regresará al buque escuela Juan Sebastián de Elcano, su hogar durante los últimos meses. Será en Gijón, ciudad asturiana de especial significado para la heredera, donde se producirá este reencuentro con sus compañeros tras su viaje por América, que la llevó desde Perú hasta Brasil, con una última parada en Nueva York.
Durante esta travesía, Leonor también ha protagonizado otras visitas históricas, como su reciente escala en Ceuta, dieciocho años después de la última visita de los Reyes Juan Carlos I y Sofía a la ciudad autónoma. La presencia de la princesa en estos escenarios refuerza su vínculo con la historia y la geografía de España, y consolida su imagen como futura jefa de las Fuerzas Armadas.
