Descubriendo mi cuerpo gracias a las lesiones

La escolta de Dreamland Gran Canaria revisa varios momentos en su vida y su forma de convertirse en un jugador de baloncesto de élite.

Pequeños más estados de baloncesto que Carolina del Norte. Hasta ahora debemos ir a encontrar el nacimiento de Caleb Allen Homesley y su relación con el baloncesto. «Mis abuelos tenían una canasta en el sótano y todo lo que quería era ir allí.

Homesley examina su juventud y su carrera en una entrevista «fuera del suelo» para los canales de comunicación del Gran Canaria Basketball Club. La escolta, que también jugó «béisbol o fútbol americano», pronto se sintió más atraída por el baloncesto. «Desde el cuarto o quinto año me di cuenta de que el baloncesto era lo que quería hacer y comencé a tomarlo en serio».

No era un camino de rosas, precisamente, el viaje de Homesley hacia el profesionalismo. La escolta tuvo que exceder dos descansos de ligamentos cruzados: uno en el instituto y el otro en la universidad. «Es difícil», recuerda. La segunda lesión ya ha jugado para Liberty en la NCAA. «Lo primero que me viene a la mente es lo que cuesta la primera vez», pero al mismo tiempo, «te ayuda a tener la mentalidad adecuada para regresar».

Alemania, Türkiye y Rusia, en medio de una guerra. «El deporte se une y creo que es algo que la gente toma solas y no ve solo», explica Homesley, recordando y su año en San Petersburgo jugando para Zenit. «Fue una buena experiencia para mí y nunca hubo una situación en la que me sentí asustado por mí o por mi familia».

El padre de uno, y con otro niño en el camino, Homesley cree que «ser padre es lo mejor que puede hacer en la vida». «Me enseñó mucho, no solo la paciencia, sino para servir, para ayudar a las personas».

No se pierda este informe en el marco incomparable de Plaza de Cairrasco, con la oficina literaria detrás de Caleb Homesley.